Luego de 2020 sin conciertos y en medio de un paro nacional, los ninjazz de Aranjuaz, Alcolirykoz, volvieron a dar un concierto en vivo en la capital. Aqui nuestras cronica de una noche teraoeutica con rap filoso y gritos de protesta
En el centro de Bogotá, en la noche del 20 de mayo de 2021, una estudiante intervenía la estatua de Policarpa Salavarrieta cerca del Eje Ambiental para indicar que hoy la habrían llamado vándala. En la avenida Jiménez había decenas de policías y patrulleros del Esmad, y un pedestal vacío donde antes estaba la estatua de Gonzalo Jiménez de Quesada. “Bien pueda, siga”, se escuchaba desde bares y zaguanes.
Frente al Museo del Oro, cinco adolescentes bailaban despreocupados y libres. Sobre la carrera Séptima, un hombre vendía boxers baratos y otra comida frita: buscaban la vida, cada vez más escasa. La torre Colpatria se elevaba y proyectaba la bandera nacional. Canciones de Michael Jackson sonaba a todo volumen. Bogotá vibraba entre el rebusque, y quinientas personas esperábamos, en el Teatro Jorge Eliecer Gaitán, la salida al escenario de Alcolirykoz.
Hacía demasiado tiempo que Alcolirykoz (Aranjuez, Medellín) no tocaba en Bogotá. Ni en Medellín. Ni en ningún lado. El 2020 pasó sin ningún concierto para los ninjazz. Y hacía demasiado tiempo que no asistíamos al ritual que es escuchar música en vivo. Se notaba en el cuchicheo emocionado, en los abrazos entusiastas, en el cosquilleo colectivo, como agua en ebullición, de un público que solo necesitó que el telón se levantara, ver la proyección del ninja y escuchar los scratches del DJ Fa-zeta —que con cortes precisos hizo que las tornas hablaran y presentaran el show— para explotar en una ovación que estaba contenida hace meses, como atrancada en la garganta. Había razones para gritar y desahogarse: entre una pandemia letal que nos encerró y debilitó y un gobierno indolente que felicita a la Policía luego de que viole los derechos humanos y el derecho a la protesta, la oportunidad de perderse por unas horas en la música en vivo y exorcizar las penas era invaluable.

Director General del ecosistema Digital El Valluno Medios, Docente y Periodista, Maestro Líder formador de Maestros en competencias TIC.