Con una interpretación que tocó fibras sensibles, la cantante californiana Nezza decidió entonar el himno nacional de Estados Unidos en español durante un partido de los Dodgers, desatando una controversia que aún sigue generando eco. Aunque el equipo aseguró que estaría feliz de recibirla nuevamente, la artista afirma que le pidieron no volver a pisar el estadio. El conflicto de versiones ha dejado al descubierto una desconexión entre los valores culturales que representa la música y las decisiones institucionales dentro del deporte.
La presentación ocurrió en medio de una jornada cargada de simbolismo para la comunidad latina de Los Ángeles, afectada por recientes redadas migratorias. Según Nezza, el gesto buscaba honrar a las familias inmigrantes, quienes representaban —según sus palabras— el rostro mayoritario en las gradas esa noche.
Un himno desde el corazón, no desde la polémica.
En TikTok, la artista compartió un video que muestra el momento previo a su actuación, donde una representante del estadio le solicita cantar únicamente en inglés. La frustración de Nezza era evidente. A pesar de la petición, y aunque fue advertida de no hacerlo, tomó la decisión de cantar en español como acto de resistencia simbólica y solidaridad cultural. Más tarde, repitió el himno en inglés, bajo la atenta mirada del personal.
El detalle interesante es que la versión en español que interpretó no fue improvisada: se trata de una adaptación oficial encargada por el gobierno estadounidense en 1945, lo que refuerza la legitimidad de su gesto. En su relato, Nezza confiesa que ofreció desde el inicio una versión bilingüe, propuesta que, afirma, nunca fue claramente respondida.
“Lo hice desde el fondo del corazón”, dijo la artista. “Porque al ver al público, el 90% era latino. Sentí que era mi deber cantarles también en su idioma”.
Desconexión interna y falta de comunicación.
El punto más tenso de la historia es la diferencia entre lo que dice la cantante y lo que asegura el equipo. Según Nezza, apenas terminó su presentación, recibió una llamada contundente: ni ella ni sus representantes serían bienvenidos de nuevo en el estadio. Una afirmación tajante que contrasta con el comunicado oficial que niega consecuencias y deja la puerta abierta a futuras invitaciones.
Esta contradicción ha generado desconcierto no solo en Nezza, sino también en la opinión pública, que ha debatido activamente el tema en redes. “Estoy confundida. Nadie se ha comunicado con nosotros directamente”, explicó. El equipo, por su parte, no ha respondido oficialmente a las nuevas declaraciones.
El incidente ha prendido la alarma sobre cómo se gestionan actos culturales en eventos deportivos, y plantea una pregunta urgente: ¿hasta qué punto está dispuesto el espectáculo a aceptar la diversidad de las voces que lo representan?
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