Por una noche, Cali dejó de ser un lugar y se convirtió en una emoción. El viernes 13 de junio, miles de asistentes se reunieron en Doral, Florida, para vivir “La Feria de Cali se toma El Doral”, una explosión cultural que hizo vibrar el sur de la Florida al ritmo de la salsa, la gastronomía típica y el talento colombiano.
Cultura caleña desbordó Doral
El evento gratuito tuvo lugar en The Doral Yard y desde las 6:00 p.m., la cultura caleña tomó por completo los sentidos de los asistentes. Danzas tradicionales, música tropical, trajes coloridos y sabores auténticos recrearon la atmósfera festiva de la Feria de Cali en pleno corazón de Miami-Dade.
Entre los artistas invitados destacó la presentación de El Mulato Cabaret, referente mundial de la salsa y orgullo afrocolombiano, y Adriana Chamorro, ícono de la música tropical, quienes hicieron que el público vibrara al ritmo de los tambores y el sabor del Pacífico.
Esta celebración no solo fue una fiesta, sino un símbolo. Representó una oportunidad para que miles de familias colombianas reconectaran con sus raíces en el extranjero, celebrando su identidad a través del arte y la música.
Cultura caleña como puente entre naciones
La iniciativa fue liderada por Cristhian Mancera Mejía, concejal del Distrito 11 de Miami-Dade, quien impulsó este evento como una estrategia para tender puentes culturales entre Colombia y Estados Unidos. “No traemos solo una fiesta: traemos el alma de una ciudad”, expresó el líder político, convencido de que la cultura es una herramienta poderosa de integración y visibilidad internacional.
La organización del evento contó con el respaldo institucional de la Alcaldía de Santiago de Cali —ciudad invitada especial—, la Vicealcaldía de Doral y la Oficina del Concejal Mancera. Esta articulación permitió no solo presentar a Cali como una ciudad vibrante y creativa, sino posicionarla como un referente cultural en el escenario internacional.
Desde la perspectiva diplomática, la feria también sirvió como un acto de hermanamiento. La vicealcaldesa de Doral, Maureen Porras, subrayó el valor de la colaboración entre gobiernos locales y destacó la emoción con la que Doral acogió a Cali.
Una noche inolvidable para la diáspora colombiana.
El alcalde de Cali, Alejandro Eder, respaldó la celebración como parte de su agenda de internacionalización cultural. “El arte caleño es alegría, es dignidad, es resiliencia”, afirmó con orgullo. Para él, llevar la esencia caleña al exterior es una forma de reafirmar que la cultura no tiene fronteras.
Más allá de lo simbólico, el evento demostró que la diplomacia cultural tiene un poder real: crear sentido de pertenencia y construir puentes entre territorios. Para los colombianos residentes en Miami y alrededores, esta fiesta fue una caricia al alma, un regreso emocional a su tierra, aunque sea por unas horas.
“La Feria de Cali se toma El Doral” quedará en la memoria como un evento que logró lo improbable: hacer que Cali se sintiera presente, viva y palpitante, a kilómetros de distancia. Fue una demostración contundente de que cuando la cultura se une con liderazgo, se crean espacios transformadores y memorables.
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